Tales de Mileto
Dijo que "el agua es el primer principio de las cosas; que el mundo está animado y lleno de espíritus".
Fue inventor de las estaciones del año, y asignó a éste trescientos sesenta y cinco días. No tuvo maestro alguno, excepto que viajando por Egipto se familiarizó con los sacerdotes de aquella nación.
Jerónimo dice que midió las pirámides por medio de la sombra, proporcionándola con la nuestra cuando es igual al cuerpo. Por suyas se cuentan estas sentencias: "De los seres el más antiguo es Dios, por ser ingénito; el más hermoso es el mundo, por ser obra de Dios; el más grande es el espacio, porque lo encierra todo; el más veloz es el entendimiento, porque corre por todo; el más fuerte es la necesidad, porque todo lo vence; el más sabio es el tiempo, porque todo lo descubre". Dijo que "entre la muerte y la vida no hay diferencia alguna"; y arguyéndole uno diciendo: "Pues ¿por qué no te mueres tú?", respondió: "Porque no hay diferencia". A uno que deseaba saber quién fue primero, la noche o el día, respondió: "La noche fue un día antes que el día". Preguntándole otro si los dioses veían las injusticias de los hombres, respondió: "Y aun hasta los pensamientos". A un adúltero que le preguntó si juraría no haber adulterado, respondió: "Pues ¿no es peor el perjurio que el adulterio?". Preguntado qué cosa es difícil, respondió: "El conocerse a sí mismo". Y también, qué cosa es fácil, dijo: "Dar consejo a otros". ¿Qué cosa es suavísima? "Conseguir lo que se desea". ¿Qué cosa es Dios? "Lo que no tiene principio ni fin". ¿Qué cosas vemos raras veces? "Un tirano viejo". ¿Cómo sufrirá uno más fácilmente los infortunios? "Viendo a sus enemigos peor tratados de la fortuna". ¿Cómo viviremos mejor y más santamente? "No cometiendo lo que reprendemos en otros". ¿Quién es feliz? "El sano de cuerpo, abundante en riquezas y dotado de entendimiento".
Decía que "nos debemos acordar de los amigos ausentes tanto como de los presentes. Que no el hermosear el exterior es cosa loable, sino el adornar el espíritu con las ciencias". "No te enriquezcas - decía también - con injusticias; ni publiques secreto que se te ha fiado. El bien que hicieres a tus padres, espéralo de tus hijos." Fue de la opinión que las inundaciones del Nilo son causadas por los vientos etesios que soplan contra la corriente.
(Diógenes Laercio, "Vidas de filósofos ilustres", trad. José Ortiz, ed. Iberia, Barcelona, 1962)